lunes, 11 de diciembre de 2006

El perturbado rostro de la ley

Ya son varias semanas las que llevo conmoviéndome profundamente cada vez que escucho en la radio un emotivo trinar de guitarra estilo ranchero-sentimental. Cierro los ojos, mejor dicho, imagino que cierro los ojos porque manejar o obscuras es un talento propio de los microbuseros, y me imagino en una fogatada rodeado de 128 senadores que se estremecen igual que yo al escuchar esta tonada.

El olor de malvaviscos que se derriten al fuego y el trinar de la leña se confunden con carcajadas esparcidas entre varios de los grupitos de senadores y senadoras que, juntos, animan el ambiente haciéndome presa de un tímido e involuntario éxtasis. De pronto, una voz que viene de las alturas se une a la de quienes me miran para decir a coro: “para nosotros eres el rostro de la ley”. Bolas!! La música sigue y yo me quedo pensando que dentro de todos los piropos que me han dicho nunca me habían dicho que tengo cara de ley.

La primera pregunta que emana de mi enfogatado cerebro es: a qué ley se refieren? Después pienso en esa comisión de senadores que viajó hace ya más de un mes a la ciudad de Oaxaca para evaluar las condiciones de gobernabilidad en el Estado. Su conclusión fue un ya tradicional y multipatentado “si pero no”, variación del clásico socrático “si pero luego”. En resumen, algo así como: esta difícil la cosa pero es bronca del gobernador, a quien por cierto no le tenemos mucha confianza. Mucha suerte y que Dios los ampare.

Una de las pocas certezas que existen en comunicación política es que una vez que un mensaje es emitido, los receptores del mismo podrán hacer con el lo que les venga en gana. En cierta forma les pertenece. De pronto me imagino a Ulises Ruiz escuchando este spot y diciéndose a si mismo (quizá no en el mismo escenario de la fogata por aquello de las llamas): ahí está el espaldarazo del Senado, que además lo dice en re-pe-ti-das ocasiones, yo soy el rostro de la ley. Por qué no pasamos este spot en loop interminable por los altavoces de la PFP.

Del mismo modo, Flavio Sosa escucha este mensaje y en su fuero interno, que es apenas un poco menos extenso que el pleno de la Cámara, argumenta: pues ahí está clarísimo, para el Senado de la República yo soy el rostro de la ley. Afortunadamente, el Sr. Sosa ayer le dijo a Denisse Maerker que no tiene televisión porque es un perseguido político, esto al termino de una entrevista en donde él mismo hizo varias referencias a la nota transmitida minutos antes por el reportero del programa. Bendito el monitoreo mediático de los perseguidos. Bueno, igual y escucha el spot del Senado por la radio mientras es perseguido y a su vez él mismo persigue un nuevo partido en donde hacer ‘carrera’.

Regreso a la última y veleidosa parte del spot en cuestión en donde los atentos representantes populares me dicen que cada voto, cada acuerdo y cada ley, son para mejorar mi vida. Mi tierna ensoñación senatorial se ve culminada con la afirmación fáctica de que estos senadores trabajan para mi. Que alivió, en algún momento pensé que trabajaban para velar los intereses corporativos de otros como, según argumentan algunos resentidos sociales, sucedió en la reciente aprobación de la Ley Federal de Radio y Televisión que, entre otras cosas, fortalece a los monopolios mediáticos, ergo informativos, de nuestro país. Aquí me imagino a Emilio Azcárraga escuchando este spot y diciendo, que bueno que quede claro de una vez para que no vayan a sospechar después de la lealtad de mis senadores.

Por último, el irrevocable enunciado ‘en el senado de la República damos resultados’ me hace despertar a una realidad más promisoria. Aunque pasado el torrente emocional me quedo con la pregunta: ¿cuáles resultados y a quién se los están dando? Uso el gerundio porque asumo que estos resultados ya están sucediendo. Son continuos, medibles y cuantificables, verdad?. No es una promesa ni una llamada a tiempos mejores. Es una afirmación de que en el senado dan resultados.

Informar sobre la importancia y trascendencia del trabajo de senadores y senadoras es, sin duda, un ejercicio de comunicación tan necesario como delicado. Me pregunto, cuál es el objetivo de esta campaña y a qué público va dirigido este spot. Quiero pensar que su alta repetición y los segmentos en donde aparece deben tener como intención impactar a un radioescucha determinado con el objetivo exactamente de: ¿Mejorar la imagen del Senado ante la opinión pública? ¿Devolverle las instituciones de representación popular a sus representados, aunque sea por 20 segundos? ¿Justificar el presupuesto de Comunicación Social? Pero sobre todo, por qué hacer un spot con un alto contenido emocional y con tan poca sustancia informativa. Es como una metáfora de lo que pasa en el pleno de este recinto legislativo.

Digo, si algún Noruego me pregunta hoy qué es lo que hacen en el Senado mexicano pues le respondo que muy sencillo, en el Senado mexicano dan resultados. De qué, ah pues no lo sé, pero seguro que son resultados por mi bien, o el de cualquier otra persona que escuchó, escucha o escuchará este alejandrofernandezco spot.

Por ejemplo, ese señor que quiere dar vuelta en U exactamente debajo de un disco que dice lo contrario, seguro que viene escuchando este spot y se dio valor para ejercer su derecho el muy carita, con eso de que todos somos el rostro de la ley.

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