martes, 12 de diciembre de 2006

El efecto Disney

Un ensamble de trompetas hilvana una entrada de fanfarria (Tan tararan tan tan tan TAN TAN TAN TAN). Imposible no poner atención, al menos para quien como yo sufre de una fijación por los spots que transmiten los órganos oficiales y no tan oficiales de este país. Cuanta energía hay en esa entrada. Asumo, por metáfora facilona, que es la misma que se comparte entre los integrantes del nuevo gobierno. Que suenen las trompetas porque ya tenemos un nuevo presidente. Es como una obertura de Bruckner en 30 segundos. Precisamente de eso se trata ¿cierto?, de marcar la entrada de un nuevo gobierno, el primer movimiento, los primeros compases. Mientras esto ocurre dentro de ese spot, afuera de la pantalla están los primeros quinazos que iniciaron con Paquita la del Barrio y terminaron con Flavio Sosa y demás dirigentes de la APPO.

La primer secuencia nos muestra un hombre que, decidido, se dispone a colgar el cuadro de su presidente en algo que, intuyo, es una oficina gubernamental. Quién más podría colgar ese cuadro con su propia mano, digo, solo un funcionario particularmente orgulloso y modesto lo haría. Supongo que los de nuevo ingreso encontrarán que sus nuevas oficinas ya cuentan con el simbólico y vigilante retrato. O es que les dieron uno junto con la entrega de las llaves de sus nuevos despachos. En todo caso cualquier secretario o subsecretario decente mandaría a algún empleado, las Secretarías los tienen de sobra, a colgar este cuadro.

O puede que esta escena se presente en un hogar panista afecto a la adoración pagana del presidente aunque lo dudo mucho. Ya casi nadie cuelga cuadros de presidentes en su casa. Al menos cuadros en donde no salga algún miembro de la familia retratado junto al presidente. Aunque, tras una segunda mirada a este movimiento sinfónico, se presenta la real posibilidad de que la escena del cuadro suceda en la oficina de algún alto miembro del Concejo Coordinador Empresarial. Con orgullo y decisión corona su campaña electoral con la llegada de Su Presidente. Si algún despistado piensa que esta escena se podría dar en una oficina del gobierno del DF o en casa de perredistas o priistas, pronto podría tener una crisis de daltonismo político.

Existe una segunda versión de este spot en la que quien cuelga el retrato del presidente es una mujer. Parece maestra de primaria o al menos eso deduzco por la decoración a su alrededor (bandera, lapiceros, libros, vestimenta informal, etc.) aunque siendo honestos no queda claro, supongo que esa era la intención de los productores. Es decir, que ‘la gente’ va y cuelga cuadros de Felipe Calderón a diestra y siniestra solo porque es el nuevo presidente en turno.

Sigue la obertura no. 1 con la imagen de un recién nacido, que, siendo honestos, se parece un poquito a Felipe Calderón. Luego muchos niños y niñas corren en desbandada, movidos más por la euforia que por su sentido de orientación. Gente que trabaja y sonríe y se mueve. Todos los que aparecen en el spot se dirigen hacia algún lugar. La emoción es inocultable, se vive una gran euforia ciudadana por la llegada del nuevo presidente que, como lo indica claramente la voz de un actor, marca el inicio de un rumbo nuevo para el país. Lagrimas.

Mientras todos los actores dentro del spot aparecen extasiados corriendo de un lado a otro, se anuncia, cual presagio bíblico, que muchas cosas van a suceder para que tú vivas mejor. Ahí nanita. Qué será, qué será. Qué tendrá que suceder en este país para que tú y yo vivamos mejor, se preguntan millones de telespectadores. Como serán crueles. Por qué no lo dicen de una buena vez y nos dejan mordiéndonos las uñas de aquí a que podamos descubrir todas esas cosas que para entonces estarán sucediendo, o en algunos casos habrán sucedido, para que, como dice la firme voz de quien fue contratado para este propósito, vivamos mejor.

Pero aquí entra una duda aún más angustiante. No era esa la promesa que Fox se empeñaba en convertir en hecho medible, comprobable y cuantificable todos los días de su fallido autogobierno. Y si ya vivo mejor que antes y aún no me doy cuenta. Señores y señoras productores de este spot, les ruego de la manera más atenta me indiquen cuál es el caso. Lo último que necesito en estos momentos es la incertidumbre de que algo que algo esta sucediendo con mi propia vida y soy el único que no se ha enterado.

Todos los que aparecen en estos spots, pescadores, carpinteros, obreros, niños, muchos niños, parecen vivir un éxtasis patriótico encapsulado en el airoso afán de las trompetas que guían la narrativa a través de catárticos crescendos. Tan tararan tan tan tan TAN TAN TAN TAN. Amanece y en el nuevo día, un México de gente trabajadora muestra fe por aquellas cosas que están por venir. Por esas cosas que harán de nuestras vidas algo mejor, perceptible y substancialmente mejor, a la vida que tuvimos bajo el mando de Doña Martha y el amigocho Vicente.

Que bueno que en las imágenes (casi estoy seguro que no fueron filmadas en el estado de Oaxaca) no salen jóvenes estudiantes, académicos e investigadores de universidades públicas o centros de investigación financiados por la SEP. Alabo el prudente cuidado por dejar fuera a representantes de las artes y la cultura porque al menos, hasta ahora, a estos grupos ya les empezaron a suceder cosas para que vivan mejor. O al menos para que dejen de tener tanta presión laboral. El desempleo siempre es un buen motivador creativo, dicen.

Siempre tan subjetivas estas aclaraciones de vivir mejor. Llenas de una carga valorativa intensamente cegadora. Es como entrar a Disney por la puerta grande, con música de trompetas que nos anuncia cosas fantásticas que están por venir. Ese parecería ser el mensaje sustancial de estos primeros spots de la nueva presidencia. La del águila completa y el presupuesto mocho. Queremos ver más cosas y no solo en la televisión. Tan tararan tan tan tan TAN TAN TAN TAN.

1 comentario:

Anónimo dijo...

eres mierda